La popularidad de Netanyahu ha caído significativamente, con encuestas que muestran que está por debajo del 30 %. El gobierno encabezado por Benjamín Netanyahu inicialmente recibió un amplio respaldo tanto nacional como internacional después del ataque terrorista perpetrado por Hamás el 7 de octubre, que acabó con una gran cantidad de vidas y rehenes. Sin embargo, este respaldo comenzó a debilitarse debido a la estrategia agresiva de Netanyahu en respuesta al ataque. Las acciones de bombardeo indiscriminado sobre Gaza y las denuncias por genocidio han llevado al rechazo global de sus operaciones militares.
Israel se encuentra aislado en el Consejo de Seguridad de la ONU. Incluso Estados Unidos, su mayor aliado, aunque continúa suministrando armas, se ha abstenido en la votación por un alto el fuego, en vez de vetarlo como ya había ocurrido antes. A nivel nacional, las protestas en las principales ciudades de Israel están exigiendo la renuncia de Netanyahu, quienes lo acusan de sacrificar a Gaza para mantenerse en el poder.
Consecuencias a nivel nacional
La popularidad de Netanyahu entre los israelíes ha alcanzado niveles históricamente bajos. Sin embargo, debido a las complejidades del sistema parlamentario de Israel y las circunstancias de la guerra, hay pocos medios para obligarlo a dejar el cargo. A pesar de esto, analistas sugieren que el futuro político de Netanyahu y su legado dependen en gran medida de cómo maneje la situación en los próximos días.
Vigilias por las víctimas israelíes han evolucionado en protestas contra el liderazgo de Netanyahu, con llamados a asumir responsabilidades por los errores de inteligencia antes del ataque de Hamás. Miembros de su propia coalición y del partido Likud han amenazado con deserciones, y Estados Unidos ha presionado por una reducción en las víctimas civiles en Gaza.
A las críticas por su gestión del conflicto se suman otras polémicas internas, incluyendo una propuesta de ley para extender el servicio militar obligatorio a todos excepto ultraortodoxos, lo cual irrita a su base electoral. Muchos israelíes están cansados de ver a Netanyahu en el poder y desean un liderazgo nuevo y moderno.
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Reforma judicial de Israel
La reforma judicial propuesta por el Gobierno de Benjamín Netanyahu a mediados del pasado año 2023 buscaba limitar el poder de la Corte Suprema y fortalecer la autoridad del Parlamento. Este proyecto polarizó a la sociedad israelí y generó protestas masivas desde principios de año, con un impacto significativo en la política y la sociedad del país.
El contexto de esta reforma se enmarca en la coalición de gobierno liderada por Netanyahu, que incluye a partidos ultranacionalistas y ultraortodoxos, siendo una de las administraciones más derechistas en la historia de Israel. La relación entre Netanyahu y la Corte Suprema ha sido tensa, especialmente después de que el Tribunal permitió que Netanyahu se presentara a elecciones a pesar de estar bajo investigación por corrupción, y posteriormente ordenó la suspensión de un ministro por fraude fiscal.
La justificación del Gobierno de Netanyahu para esta reforma se basaba en reducir lo que perciben como un poder excesivo de la Corte Suprema, reequilibrando el sistema en favor del Parlamento y, según ellos, fortaleciendo la democracia. Sin embargo, la oposición liderada por figuras como Yair Lapid ha denunciado el proyecto como un paso hacia el autoritarismo y una estrategia para proteger a Netanyahu de enfrentar cargos de corrupción.
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Guerra de Gaza demuestra que Israel no es invencible
El periódico israelí Haaretz y otros críticos llevan exigiendo la renuncia inmediata de Benjamín Netanyahu tras el ataque de Hamás, considerándolo responsable del desastre. La gestión de la crisis de los rehenes ha debilitado aún más su popularidad, con manifestantes pidiendo su dimisión y una división evidente en su Gobierno, destacando precedentes históricos donde líderes israelíes dimitieron por fracasos en seguridad.
Las críticas hacia Netanyahu se centran en su manejo de la crisis y su negativa inicial a negociar con Hamás para la liberación de los cautivos. El primer ministro tardó en reunirse con los familiares de los rehenes, siendo acusado de sesgo partidista en la selección de quienes se reunieron con él. Esto, agravado por la previa propuesta de reforma judicial de Netanyahu exacerbó tensiones y divisiones en la sociedad israelí.
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Nuevas elecciones anticipadas
Unas 100 000 personas se manifestaron en Tel Aviv a principios de abril, exigiendo elecciones anticipadas y la liberación de los rehenes israelíes secuestrados en Gaza hace seis meses por terroristas palestinos. Después de la manifestación, los asistentes se unieron a otra concentración por los rehenes en la calle Begin. Esta protesta en Tel Aviv fue la más numerosa, pero se llevaron a cabo manifestaciones similares en otras 50 localidades de Israel.
El presidente israelí, Isaac Herzog, emitió un mensaje destacando la importancia de liberar a los rehenes y el dolor causado por el ataque terrorista de hace seis meses. Herzog elogió la resistencia y la solidaridad de la sociedad israelí durante este periodo y llamó a la sanación y reconstrucción del país.
La pérdida de popularidad de Netanyahu y las protestas antigubernamentales en Jerusalén y Tel Aviv, ha instado a que el ministro del Gabinete de Guerra, Benny Gantz, urja celebrar elecciones legislativas anticipadas en septiembre, con el fin de cambiar al Gobierno. De darse el caso, según los sondeos su partido, el Likud, obtendría solo 18 escaños de 120 en el Knéset, lo que haría improbable que repitiese como primer ministro. El partido Yesh Atid (Hay Futuro), liderado por el ex primer ministro Yair Lapid, se mantendría como tercera fuerza con 14 escaños, frente a los 24 actuales.
Consecuencias a nivel internacional
Su falta de popularidad ha alcanzado niveles sin precedentes también a nivel internacional. Ahora enfrenta la furia tanto de aquellos que le reprochan su corrupción y autoritarismo, como de quienes critican su incapacidad para evitar esta guerra y, especialmente, para liberar a los rehenes.
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Guerra contra Hamás
La ofensiva de Hamás, que ha cobrado la vida de más de mil israelíes, es la más grave en 50 años desde la guerra del Yom Kipur en 1973, lo que ha generado un fenómeno de agrupación en torno al liderazgo en busca de un perfil fuerte, que parece brilla por su ausencia. El gobierno de Benjamin Netanyahu ha enfrentado críticas por los fallos de inteligencia que no previeron los ataques planeados por Hamás. Se menciona que incluso Egipto advirtió sobre los planes de ataque, pero Netanyahu parecía más preocupado por divisiones internas relacionadas con reformas judiciales controvertidas que por la seguridad nacional.
Las críticas provienen especialmente de la izquierda israelí, que ha perdido poder político en la Knéset (parlamento israelí) y considera un fracaso la política de seguridad de Netanyahu, cuyo gobierno es descrito como el más derechista en la historia reciente del país. El diario ‘Haaretz’, representante de la intelectualidad progresista, acusa a Netanyahu de ser responsable de la guerra con Gaza, argumentando que su enfoque en la anexión y desposesión ha llevado a Israel a una situación peligrosa.
Ante la crisis, Netanyahu ha propuesto un gobierno de concentración con la oposición, pero muchos ven esto como un intento de desviar la responsabilidad de las consecuencias que puede traer la ofensiva contra Gaza y el llamado a 300 000 reservistas, una cifra sin precedentes.
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Indicios de genocidio
El gobierno de Sudáfrica llevó su indignación por la pérdida masiva de vidas y las violaciones del derecho humanitario por parte de Israel al Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) en La Haya. La demanda, presentada el 29 de diciembre, acusaba a Israel de incumplir sus obligaciones bajo la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948, que ambos países han firmado.
El Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas ha expresado “indicios” de genocidio por parte de Israel hacia Gaza y ha pedido más información antes de tomar una decisión definitiva. Se ha solicitado a Israel que tome medidas para prevenir el genocidio y permita la prestación de servicios básicos y asistencia humanitaria urgentes en Gaza.
António Guterres, secretario general de la ONU, ha denunciado el impacto devastador de la guerra en Gaza, con un alto número de víctimas civiles, especialmente mujeres y niños. Guterres ha destacado la situación crítica de la población en Gaza, con escasez de alimentos, agua potable y atención médica adecuada, y ha condenado las violaciones flagrantes del derecho humanitario.
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Distanciamiento con Estados Unidos
La reciente abstención de Estados Unidos en una votación clave sobre un alto el fuego inmediato en la Franja de Gaza ha intensificado las tensiones entre Estados Unidos e Israel, tradicionales aliados. Esta acción marcó un punto de quiebre en la relación bilateral, evidenciada por el enfrentamiento entre el presidente Joe Biden y Netanyahu. La Casa Blanca afirmó que este cambio de posición se debía a presiones políticas internas, incluyendo la preocupación por los votos demócratas que podrían perderse si no se distanciaban de Israel. Asimismo, Biden manifestó su indignación por el ataque israelí en Gaza que mató a siete trabajadores humanitarios de la ONG World Central Kitchen.
El hecho de que Israel aireara públicamente su molestia sorprendió a Estados Unidos. La relación entre ambos ha sido tensa en el pasado, como cuando Netanyahu desafió al entonces vicepresidente Joe Biden en 2010 al anunciar la construcción de nuevas casas en Jerusalén Este durante la visita de Biden a Tel Aviv.
La importancia del voto judío en Estados Unidos también influye en las decisiones políticas relacionadas con Israel. Los votantes judíos, con fuertes lazos con Israel, son determinantes en las campañas y pueden influir en las políticas hacia el país en la Casa Blanca y el Congreso.
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Contraataque a Irán
En medio de la escalada en Oriente Medio tras el ataque de Irán contra Israel, Estados Unidos está actuando para contener la situación y evitar una guerra regional. Después del ataque iraní del fin de semana del 14 de abril, el presidente Biden expresó un “férreo apoyo” a Israel y condenó los hechos. Aunque Estados Unidos confirmó haber ayudado a Israel a contrarrestar la mayoría de los drones y misiles, dejó claro que no participaría en un contraataque israelí para evitar una mayor escalada.
A pesar de insistir en que la decisión sobre cómo responder a Irán corresponde a Israel, Biden ha tratado de influir en una respuesta diplomática y no militar. Netanyahu planea discutir una “respuesta diplomática unida” con los líderes del G7 para limitar las posibilidades de una guerra más amplia.
El primer ministro israelí insistió el miércoles después de los ataques, en una reunión con los ministros de Exteriores de Alemania y Reino Unido, que su país tiene que preservar su derecho a la autodefensa. No obstante, Biden ya ha reiterado que no participaría en una acción que resultase en una posible escalada o guerra regional.