El 22 de marzo, en el centro comercial Crocus City Hall de Krasnogorsk, cerca de Moscú, ocurrió un ataque terrorista que involucró tanto tiroteos como un incendio, resultando en 144 víctimas mortales y más de 170 heridos. A pesar de que el Estado Islámico (ISIS) reclamó la responsabilidad del atentado, el gobierno ruso tardó casi 19 horas en acusar directamente a Ucrania, ignorando las afirmaciones del ISIS.
El gobierno de Ucrania rechazó de manera rotunda las acusaciones de Moscú, argumentando que nunca han recurrido al terrorismo como herramienta política, en contraste con el historial del KGB (agencia de inteligencia secreta de la URSS). Posteriormente, el ISIS-K, una filial del Estado Islámico asumió la responsabilidad del ataque, que resultó en centenas de muertos y heridos, marcando el peor atentado en Rusia en las últimas dos décadas. Las autoridades de Tayikistán arrestaron a 15 personas relacionadas con ISIS-K, mientras que Moscú continuó insistiendo en la implicación de Ucrania, a pesar de las pruebas presentadas por el ISIS-K.
¿Qué ocurrió?
El 22 de marzo, Moscú fue escenario de un ataque terrorista perpetrado por el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS), dejando más de 130 muertos y cientos de heridosn la sala de conciertos Crocus City Hall durante un evento del grupo Piknik. Este acto de violencia ha sido interpretado por algunos analistas como una represalia por la participación de Rusia en conflictos en Siria y el Sahel africano. Además de abrir fuego indiscriminadamente, los terroristas incendiaron el lugar, causando aún más terror entre los asistentes.
Los sospechosos detenidos y acusados en relación con el ataque eran ciudadanos de Tayikistán, lo que sugería la implicación del ISIS-K, una filial del Estado Islámico con presencia en Asia Central. Sin embargo, las confesiones obtenidas mediante interrogatorios violentos podrían ser inválidas según las leyes internacionales. El ISIS-K se atribuyó la responsabilidad del atentado, difundiendo imágenes gráficas y un video explícito que mostraba los momentos de terror durante el ataque. Las autoridades estadounidenses respaldaron esta afirmación de su responsabilidad del ataque, destacando la brutalidad y la gravedad de la situación.
¿Por qué el ISIS-K quiere atacar a Rusia?
Podía parecer que la amenaza del ISIS, también conocido como Estado Islámico, estaba menguando a medida que los titulares se centraban en Ucrania, Gaza y las próximas elecciones estadounidenses. No obstante, este atentado ha recordado al mundo el peligro permanente del terrorismo islamista y las ambiciones de lo que se conoce como IS Khorasan (ISIS-K), más allá de sus bases en Afganistán. Esta organización considera a Rusia y a varios otros actores internacionales como sus enemigos, incluyendo a Estados Unidos, Europa, Israel y los países con mayoría musulmana que consideran “apóstatas”.
Su animosidad hacia Rusia se remonta a las guerras chechenas de las décadas de los 1990 y 2000, cuando las fuerzas de Moscú devastaron Grozny, la capital de Chechenia; y la percepción de Rusia como un país predominantemente cristiano con un gran historial de ataques contra ciudadanos tayikos. Todo esto se ha agravado con los años por la presencia de Rusia en Siria, su apoyo a regímenes autoritarios en Asia Central y su histórica ocupación en Afganistán. En Afganistán, ISIS-K ve a Rusia como un aliado del Talibán, lo que ha causado un resentimiento traducido en ataques como el de la embajada rusa en Kabul en 2022.
La facilidad para viajar desde Turquía hacia Rusia también aumenta la vulnerabilidad del país ante los ataques del ISIS-K, como se evidencia en el caso de los presuntos atacantes que pasaron tiempo en Estambul antes del atentado en Moscú. La reciente filtración de documentos militares estadounidenses clasificados revela la preocupación por los planes del ISIS-K para atacar países como Rusia, lo que subraya la necesidad de estar alerta ante futuros atentados tanto en Rusia como en Europa y otras partes del mundo.
¿Qué es el ISIS-K?
El ISIS-K, abreviatura de Estado Islámico-Khorasan, formado en 2015, es una rama regional del grupo terrorista conocido como Estado Islámico (ISIS), catalogado como organización terrorista por múltiples gobiernos en todo el mundo. El grupo se centra en Afganistán, Irán y Pakistán, pero también ha extendido su presencia a Asia Central. A pesar de la presión de varios actores, incluidos los talibanes y Estados Unidos, el ISIS-K ha demostrado ser resiliente y adaptable, manteniendo su capacidad para llevar a cabo ataques letales en distintos lugares.
Uno de los ataques más infames del ISIS-K ocurrió en 2021 en el aeropuerto de Kabul, donde casi 200 personas perdieron la vida, incluyendo 13 soldados estadounidenses. El grupo también ha llevado a cabo una campaña continua de ataques suicidas y asesinatos contra los talibanes, a quienes consideran insuficientemente radicales. El número estimado de combatientes del ISIS-K varía, pero se cree que oscila entre 4.000 y 6.000 individuos.
El ISIS-K busca establecer un califato islámico en múltiples naciones, basado en una interpretación extremadamente estricta de la ley islámica. La intervención de Rusia en Siria en apoyo al Gobierno de Bashar al-Assad ha llevado a la radicalización de combatientes yihadistas de la región, algunos de los cuales han regresado a Rusia representando una amenaza para la seguridad. La inestabilidad en el Sahel ha propiciado la participación de mercenarios rusos del grupo Wagner en operaciones antiterroristas, lo que podría intensificar las tensiones en la región.
Putin alega que es obra de Ucrania
El Kremlin argumentó en un principio que los perpetradores del atentado en Moscú fueron capturados cerca de la frontera con Ucrania, lo que sugería la autoría por parte de Ucrania. Putin rechazó las advertencias de Estados Unidos sobre posibles ataques terroristas en Moscú, ya que el servicio de inteligencia estadounidense llevaba advirtiendo desde principios de marzo de un ataque extremista, calificándolas de provocativas y similares a un intento de chantaje para sembrar miedo en la sociedad rusa.
Más tarde, reunido con sus servicios de seguridad, el presidente ruso Vladimir Putin confirmó que el atentado había sido perpetrado por islamistas radicales, pero que estaba vinculado de alguna manera a la campaña de ataques de Ucrania contra Rusia alegando un ataque de falsa bandera. Por su parte, Kiev y los países occidentales han negado categóricamente cualquier conexión entre las autoridades ucranianas y los perpetradores del ataque. Por otro lado, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, expresó el sábado que Putin está tratando de desviar la atención de la responsabilidad de las autoridades rusas, que no lograron prevenir el atentado.
Amenaza global
Los atentados terroristas, incluso aquellos perpetrados en regímenes represivos como Irán o Rusia, constituyen trágicos ataques contra ciudadanos comunes que no son responsables de las políticas de los gobiernos bajo los cuales se ven obligados a vivir. Independientemente de la respuesta que decidan tomar Putin y el Kremlin, este ataque nos recuerda que la amenaza terrorista representada por grupos como el Estado Islámico y Al Qaeda está resurgiendo. Tras cinco años de actividad principalmente en Asia occidental, Oriente Medio y África, estos grupos ahora representan una amenaza renovada para Occidente.
En Occidente también hay preocupación por el ascenso de ISIS-K. Alemania y los Países Bajos detuvieron en julio de 2023 a varios sospechosos de Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán por planear ataques en su territorio. En el mismo sentido, las autoridades alemanas detuvieron la semana pasada a otros sospechosos que planeaban un ataque contra el Parlamento sueco. La amenaza en Europa también ha aumentado debido a la posible llegada de terroristas desde Afganistán a través de Ucrania.