Cuando se habla de la Unión Europea y de las diferencias entre algunos Estados miembros, se citan siempre a los dos mismos países: Polonia y Hungría. Países que han desafiado el Estado de Derecho y defienden una UE diferente a la del resto de socios comunitarios. Si a estos dos países añadimos Eslovaquia y la República Checa, tenemos en Grupo de Visegrado o V4.
Qué es el Grupo de Visegrado
Es una alianza histórica nacida mucho antes de que estos cuatro países que la conforman entrasen en la Unión Europea. En concreto, nace en febrero de 1991 con la intención de estos países -entonces tres, porque Eslovaquia y la República Checa estaban unidas en Checoslovaquia- se proponían una alianza para, con la disolución de la URSS, defender sus intereses comunes en cuanto a la política exterior.
Origen histórico del Grupo de Visegrado
Esta alianza nacida en febrero de 1991 se producía 656 años después del pacto de Visegrado de 1335, cuando el rey Carlos Roberto de Hungría convocó a sus homólogos de Polonia y checo en el palacio de Visegrado. De esa reunión a tres surgió un pacto de no agresión y colaboración mutua que permitiese una mejora económica en los diferentes reinos así como unas relaciones internacionales entre vecinos mucho más plácidas.
En 1991, el objetivo del Grupo de Visegrado era acelerar la integración europea. Una vez como países independientes, los entonces tres Estados -ahora cuatro- trataban de ser considerados como actores internacionales de peso, presionando a las instituciones internacionales, especialmente la Unión Europea -por entonces aún Comunidad Económica Europea– para entablar relaciones que, en 2004, acabarían con la integración de estos países como miembros de pleno derecho.
El Grupo de Visegrado y su relación con la UE
Según la BBC, en la actualidad el Grupo de Visegrado, en tanto que miembros de la UE, se ve a sí mismo como “los chicos malos” de la política comunitaria. Su alianza sigue firme porque estos países del centro de Europa tienen en común una visión de la Unión Europea diferente a la del resto. No son euroescépticos, es decir, no abogan por la disolución de la Unión Europea. No en vano, los cuatro miembros del grupo se han beneficiado largamente por su pertenencia a la UE. Más bien, como apuntan algunos analistas, son contrarios a Bruselas como marco que define la política de la Unión.
Los miembros del grupo de Visegrado apuestan por un mayor y más contundente control de fronteras -comprobado tras la llegada masiva de refugiados en 2015- y por el retorno de competencias a los Estados miembro. Precisamente el periodo entre la llegada de refugiados de 2015 y el referéndum del brexit fue cuando este grupo de Visegrado entendió que debían volver a unirse.
Si durante los primeros años del siglo XXI sus declaraciones y partidos en el gobierno habían adoptado un carácter europeísta, la llegada a los diferentes miembros del Grupo de Visegrado de partidos nacionalistas y populistas inclinó el deseo de todos ellos de unirse y hacer fuerza por una Unión Europea que devolviese competencias y, sobre todo, que no tuviese tanta injerencia en los asuntos de los Estados miembro. Un ejemplo de esto es la respuesta de Polonia tras las sanciones impuestas por la UE por lo que se entendió como pérdida de la independencia judicial y el hecho de que el Tribunal Constitucional polaco dictaminase que las leyes polacas estaban por encima de las de la Unión Europea
No tan unidos como parece
La última de las crisis de la Unión Europea, la guerra en Ucrania, ha mostrado cierto alejamiento entre algunos miembros del grupo de Visegrado. Mientras el presidente húngaro Viktor Yanukovich denegó el paso de material militar para Ucrania a través de su país -se avecinaban elecciones-, los líderes polaco y checo (junto con el esloveno) se reunían con el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, en Kyiv en plena guerra sobre el país.
La posición polaca contra Rusia, la más beligerante de todas las del grupo, no es compartida por el resto. Los problemas de independencia judicial de Polonia no están en el resto de países. El populismo y la falta de derechos democráticos en Hungría no se dan tampoco en el resto. Y, por señalar una última diferencia, Eslovaquia pertenece a la zona euro mientras que el resto de miembros del Grupo de Visegrado, no.